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  • Foto del escritorCristian Alvarez

Una leyenda embotellada

En la fría y tormentosa noche de un 12 de diciembre de 1714, la mar embravecida asoló la embarcación del Hangover*, adaptada y renombrada en honor a un capricho del nuevo Rey de Gran Bretaña, quien deseaba a solo unos días de su coronación un barco digno de admiración, para hacerle tributo a Hannover** su casa en Alemania, pero los ingleses ingeniosamente cambiaron la palabra, y así se le quedó.

Sin embargo, aquella orgullosa pinaza nacida de los astilleros de Bristol, era un emblema británico, que recién surcaba los mares, glamorosa, veloz y galante, ganándole el paso a mercantes, piratas y fragatas de su mismo tipo.

Fue a mitad de viaje cuando por sorpresa se toparon con una tormenta sin precedentes; de olas colosales, de vientos infernales, de lloviznas punzantes como rocío de cristales.

Cada terrible envestida a la que era sometida, despedazaba de babor a estribor, de popa a proa, de quilla a mástil, y toda su eslora a aquella nave.

En medio de la tempestad arrasante que ni el mejor marino pudo prevenir; dos amantes contaban los últimos minutos que les venían juntos a su ominoso porvenir. Todo estaba perdido, ya estaban sentenciados a morir, y lo sabían ellos, como los otros pasajeros que se aferraban a sogas, muebles y demás cosas que les sirvieran para mantenerse en pie.

En un arranque de locura, uno de los dos amantes se soltó, tomó una pluma y empezó a escribir unas breves líneas, pero que al enseñárselas a aquella, la hizo sonreír. Echó la hoja escrita en una botella que rodó hasta él, la cerró con el corchó y la lanzó lo más lejos que pudo. Luego de eso él la abrazó muy fuerte, la beso con toda su alma y en ese momento una catedral de agua se elevó de la mar, esta ensombreció el horizonte desplomándose sobre de ellos, haciendo del anverso el reverso de la embarcación y entre sus aguas la redujo a tablas, sepultándolos para siempre en lo más profundo del Leteo al alguna vez inconquistable Hangover.

A unos cuantos días del naufragio llegó flotando la botella al mismo puerto al que ellos no llegaron.

Esta fue recogida por un pescador, quien leyó lo que aquella hoja, con notas de ron decía:

“Nacimos para amarnos y amándonos nos vamos,

no descansará mi alma hasta algún día reencontrarnos”.



*Hangover: resaca en inglés.

**Hannover: ciudad alemana, natal de George 1 rey de Gran Bretaña, de 1714 a 1727

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