No necesito buscarte
de cualquier forma te encuentro,
de cuantas formas me salvaste
de tantas penas me perdí.
Desde cuando me recuerdo,
mientras que de siempre me olvido,
será entonces, he vuelto a ser feliz.
Con la sonrisa dislocada
y el corazón en cabestrillo
me recibiste encantada
y me diste hogar y abrigo.
Fuimos por mucho tiempo amigos
sin sospechar lo que un día seríamos.
Buscamos en otras gentes
el ideal que justo frente a la nariz
ya teníamos.
Platónico imposible
nos parecía esto que sentíamos.
Temerosos de perdernos
ni tú ni yo nos decidíamos.
No tardamos mucho
antes de darnos cuenta
que en cada cita
de alguna forma nos seguíamos.
Ahora sé muy bien que a prueba y error
sufrimos experiencias
pero de estás aprendíamos.
De tantos países y vidas
nos sacamos la lotería
que en ésta hayamos coincidido.
Éramos el uno para el otro
pero tan diferentes como lo son
el pan y el vino,
comunión que sin embargo
ya ves…
ha durado por los siglos y los siglos.
Las cosas más eternas
se construyen de poquito en poquito
como ejemplo las estrellas y planetas,
como muestra nuestro amor
tan infinito.